A SANTO QUE MEA NO LE CREAS
Esta vez, Juan Palomo y Ario Chirimía decidieron almorzar en un bar cafetería del Polígono Río Vena, en Burgos. Almorzaron dos palominos a la brasa; y esto les sirvió de hacer risas pues se acordaron de que los palominos, también, se refieren a las manchas que deja la mierda en los calzoncillos al limpiarse uno las cagadas.
Al saberlo unos mozos del Barrio, allí acudieron, pues pensaron que esos palominos les habían perdido al volar del nido las palomas. Seguros casi de un feliz encuentro con sus palominos, se llevaron un buen chasco al ver cómo se les estaban comiendo estos dos personajes.
Nada se pudo hacer. Pues estos dos personajes, al modo de aquellos sacerdotes que se follaban a las viudas y casadas, a los niños y las niñas en la Sacristía de la Iglesia, al momento in fraganti sorprendidos, se estaban limpiando los morros susurrando: -Peccata minuta. Quedaos con el agradable olor que desprenden las brasas.
Una vez fuera del bar cafetería, se pusieron a dar una vuelta por el Barrio, quedándose sorprendidos al ver en la Calle Juan de Padilla un local con un letrero que decía: Iglesia Evangélica con un cartel en su fachada donde se leía “Prigo. Venta”.
Estos comentarios fueron los que escuché saliendo de sus bocas. Y no miento. Pueden dar fe de ello mi nieto Kylian que dormía plácidamente en su carrito, que yo acunaba, y un perro negro perdido que llevaba en su morro un caracol:
Juan Palomo: - Vaya gavilla de hipócritas todos estos que se dedican al evangelio o a la biblia. Su bien sólo le fundan en engañar y alucinar al pueblo, haciéndose ellos, como pastores y prelados, muy ricos.
Ario Chirimía: - ¡Qué bueno es Rebuznar en Adviento¡ período comprendido entre el primer Domingo de los cuatro que preceden a la Natividad y la vigilia de esta fiesta.
Juan Palomo: Ja, ja, ja. Hablas como un cura.
Ario Chirimía: Sí. Algo queda de aquellos tiempos en que todo era Rebuznar. Mujeres, niños, mozos, viejos todos Rebuznábamos emulando el ansia y la presura de elevarnos hasta Dios guiados por el Rebuzno del cura, padre o gurú de turno, en Misas.
Juan Palomo: Y no digamos de la Conquista de América por los Jumentos cristianos. Los curas y los frailes llevaron muchos Asnos a estas tierras con Rebuznos horrendos aturdiendo; todos ellos, con armas de fuego, cruces y la picha tiesa, imitando a los Asnos con jactancia.
Ario Chirimía: Dices verdad, compañero. Aquí llegaron los más crueles asesinos, bastardos con ansias de violar todo lo que se menea. El crimen de lesa humanidad a diario se repetía del modo más solemne y circunspecto.
Juan Palomo: La escoria, la burla, el asesino o criminal que más devoción demostraba a la Patria y al Rey se mostraban graves asesinando, violando y robando a diestro y siniestro.
Ario Chirimía: Creo que Colón fue quien dijo, al pisar tierra nativa americana:
“Esmeraos con estruendo. Asesinad a todos estos indígenas prosternados. Violad a todas esas beatas de un dios falso; y a quien se resista, matad. Que primero las entren a degüello los frailes y los curas. A los jóvenes y a los niños dejádselos al clero; pues es tanto su placer el verles que Rebuznan con esmero. ¡Tal es su contento ¡ Y robad a mansalva sus riquezas y tesoros, que Dios y el Rey de España lo mandan, pues lo necesitan para sus reales fechorías y felonías”.
Juan Palomo: Esto pasaba en América y no miente la Historia.
Ario Chirimía: Sobre el crimen, el asesinato, la violación, el robo, el escarnio, la esclavitud se han construido las grandes fortunas y las más notables Sectas y Religiones que en el Mundo existen.
Juan Palomo: Yo digo: La Fortuna se eleva en la punta del capullo de una picha tiesa. Que esto lo confirma el Santoral de gran fama; y que lo saben bien los Papas sin negarlo.
Ario Chirimía: Los hombres sólo quieren Rebuznar cuando tienen listo el pienso, como los Burros.
Juan Palomo: Pasa un día, pasan dos y la Verdad suprema es que: “A Santo que mea no le creas”, como decía tu abuela.
Mi nieto Kylian despertó, y yo pasé de estos citados textos, muy verídicos por cierto.
Le miré y le dije; él sonriendo:
- ¡Qué lenguas viperinas¡ Cuando seas mayor, si yo sigo vivito y coleando, te leeré de Virgilio y de Ovidio, de Persio y de Apuleyo.
-Daniel de Culla